domingo, 30 de marzo de 2008

Porque todos somos Hendrix...


¡Ya nació el relevo de la leyenda!


Jimi Hendrix en Woodstock



El lunes 19 de septiembre de 1969, Jimi Hendrix, convertido ya en El Guitarrista, cerró con una estremecedora actuación el festival hippie de Woodstock, que había empezado el viernes 15 y que pretendía ser un acontecimiento de amor, paz y buena vibra. Y lo fue, con su imprescindible agregado de drogas, sexo y vandalismo. Planeado para unas 60 mil personas, el festival excedió varias veces esa cantidad, al grado que se habla de 500 mil, y de otras 250 mil que no alcanzaron a llegar.
A propósito, Jimi pidió tocar a lo último, el domingo por la noche. Sin embargo, los problemas de logística propios del evento le impidieron hacerlo, y no fue sino hasta el lunes temprano que se llevó a cabo el concierto más largo que diera Jimi, ante unas 180 mil personas. Desde entonces, el eco de su música no se extingue.
Hendrix había terminado meses antes su relación de trabajo con Noel Reding y Billy Cox, así es que cuando los anunciaron como The Jimi Hendrix Experience, Jimi se apresuró a aclarar que su banda se llamaba Gypsy Sun and Rainbows, conformada por él y otros cuatro músicos.
Jimi estaba nervioso, algo inusual en él, y se pasó media actuación disculpándose con el público por los errores de su actuación. “Dennos un par de minutos para afinar, ¿sí? Es que, sólo tuvimos, eh, dos ensayos. Así es que no queremos hacer más que cosas principalmente rítmicas. Pero, quiero decir, de cualquier manera este es el primer rayo del sol. Así es que quizá empecemos desde la tierra. La cual es ritmo”. La tierra de Woodstock en realidad era un anfiteatro ruinoso, devastado por la lluvia y la erosión; un cementerio de basura, prendas de vestir, zapatos y cuanta porquería que dejaron allí los jipitecas. Pero Jimi estaba muy por encima de esas consideraciones y de la mugre que lo rodeaba, y se arrancó con un set de canciones a cual más memorable y avasalladora, pese a los errores de coordinación, a la guitarra a veces desafinada de Larry Lee, a los problemas de sonido… simplemente eran Jimi Hendrix y su Stratocaster blanca…
Como fuera, Jimi se las arregló para ejecutar una actuación histórica, que llegó a su punto culminante con las primeras notas, caracterizadas por el wah-wah, de Voodoo Child (Slight Return)/Stepping Stone, seguida por la demoledora interpretación de The Star-Spangled Banner, el himno nacional gringo, con la distorsión y el volumen de los amplificadores al tope. Carajo. Era un flaco pacheco y alucinado, de apenas 27 años, que en esos momentos entraba para siempre a la inmortalidad.
La Gypsy Sun and Rainbows no duró mucho. Luego de un par de actuaciones en vivo (en una de las cuales se robaron la guitarra de Jimi) la banda hizo intentos de grabar música más o menos decente sin conseguirlo del todo: como músico Jimi estaba muy por encima de todos ellos.
Quizá la de Woodstock no haya sido la mejor actuación de Jimi desde el punto de vista técnico o de organización, pero sí fue la más honesta y demoledora. Hizo cuanto se le dio la gana con la guitarra (incluso la tocó con los dientes) y demostró por qué se le considera uno de los guitarristas más influyentes del siglo 20.
Por desgracia, Jimi murió a causa de las adicciones el 18 de septiembre de 1970, apenas un año después de Woodstock, cuando ensayaba con la Band Of Gypsys (Buddy Miles en la batería y Billy Cox en el bajo eléctrico) lo que sería su cuarto álbum First Rays of The New Rising Sun. Ya no pudo terminarlo.

Utiliza el buscador de Taringa (http://www.taringa.net/) y bájate los dos discos de Jimi en Woodstock, en formato mp3.



jueves, 27 de marzo de 2008

El sueño...

"El sueño es una segunda vida..."

martes, 25 de marzo de 2008

Eternos Beatles...

Sí, ya sé... eran un grupete fresa y edulcolorado... lo fueron desde 1962, cuando Brian Epstein creyó en ellos, y se regodearon en su papel de fresas y lo que ahora se conocería como metrosexuales. Pero en 1967 dieron a conocer Strawberry Fields Forever y la música cambió radicalmente. Hoy escuché algunas versiones de esta canción en el Nothing Is Real, una recopilación de tracks que describe la evolución de Strawberry, desde los demos de Santa Isabel hasta la obra maestra terminada. ¡Un señor agasajo!
Les perdono todo: su ñoñería, lo mamertos que llegaron a ser, su autocomplacencia, sus pifias... Strawberry Fields Forever y A Day in the Life lo valen...

lunes, 24 de marzo de 2008

Esta semana...

Reporto lo que estuve escuchando esta semana en el reproductor portátil.
Escuché a los Rólin, Jump Back se llama una de tantas recopilaciones de estos venerables agüelos, y trae rolitas muy chidas, clásicas diría del repertorio Estón. También escuché algunas canciones del Stripped, un disco en vico de la época del Vodoo Lounge, que le maneja tracks tan chidos como el cóver de Like a Rolling Stone, de Bob Dylan, Angie, Wild Horses y el enorme Love in Vain, blues acústico de la autoría de Robert Johnson.
Escuché a Bob Dylan, su disco del 65 creo, de nombre Bringin It all Back Home, alucinante y grandioso y con mucho sabor a nostalgia (estuve de nuevo en el verano de 1975). Le contiene Mr. Tambourine Man, Gates of Eden, It's all Over Now Baby Blue y otras fundamentales canciones.
Escuché 10,000 Days, de Tool, pesado, contundente, oscuro, hermoso, denso, demoledor, incesante... un agasajo...
Escuché la versión remasterizada de Machine Head, la obra maestra del Deep Purple. Y me volví a emocionar, cómo no, con el sonido pasmoso de la guitarra de Ritchie Blackmore y la potencia inmortal de la batería de Ian Pace, un virtuoso de las percusiones. Este disco es un agasajo por dos rolas rompemadres: Highway Star y Smoke on the Water, así como por la versión cuadrafónica de Lazy. ¡Uh, qué tiempos aquellos los de 1972!
Escuché una selección de rolitas (lo mejor, asegún) de AC/DC, los australianitos. En realidad no hay tal Best Of, sino recopilaciones de aficionados que se agarran del chongo por incluir (o excluir) una u otra. Les diré que me gusta muchísimo el Back in Black...
Fíjense, fue una semana de Rolling Stones. Qué raro. Siempre me ando peleando con ellos, y los hago a un lado, haciendo como que no me interesan. Pero cuando los escucho, algunas de sus canciones me emocionan profundamente, y me reconcilio con ellos y los vuelvo a poner en la banda sonora de mi vida.
Ah, también escuché un par de discos de Willie Nelson... uno donde hace dúos con Johnny Cash (Storytellers) y otro con los Highwaymen. A Nelson apenas lo estoy descubriendo: es muy prolífico (quizá haya publicado ya unos 120 álbumes, o algo así) y sus rolas tienen un no sé qué que que sé yo. Se los recomiendo.

lunes, 17 de marzo de 2008

De nuevo, un viejecito neurótico...

La neta, a veces ni caso le encuentro a estar escribiendo estas líneas. En mis ratos de pesimismo me da por pensar que estoy desfasado de la realidad, y que mis textos tiene más que ver con la antropología social que con el verdadero rock and roll. Voy y le pregunto a mi hija de 23 años qué le pareció mi Toque de Rock y me confiesa que está chido pero que no le entiende, es decir, son asuntos que ella desconoce.
Y tiene razón. Aunque sigan vivos, muchos de los músicos que reseño a veces ya están más para allá que para acá, y se trata de señores por lo menos cincuentones (si no es que más cascados) cuyos nombres fueron célebres hace treinta años. Pero también estoy seguro de que esos rucos dejaron puestas las bases de la música que se hace ahora, la que vale la pena y la basura, y que sin muchos de ellos el rock sería muy diferente a lo que es ahora.
Pienso en el verano del 76, cuando escuché a Aerosmith, a AC/DC, a los Sex Pistols, y caramba, hago la cuenta y me percato de que ya pasaron más de treinta años, y que en ese entonces yo era un adolescente desgarbado de apenas 14 años. ¿Cómo conciliar entonces esa enorme brecha generacional, esa disonancia entre lo que se escuchaba entonces y lo que se escucha ahora?
Por mi parte tengo qué decirles que para mí la música de rock no es cuestión de edades, sino de actitudes, y que me identifico con algunos de los grupos que andan sonando ahora en la escena roquera. Por supuesto, a estas alturas de mi vida difícilmente me dejaré crecer la greña, ni tengo intenciones de hacerme un corte estilo mohicano, pero cuando conecto mi guitarra al ampli con la distorsión a tope, me convenzo de que la edad, mi edad, no tiene nada qué ver con la emoción que me transmite la música. Y no es asunto tampoco de hacerse el joven. Eso me vale madre.
Así pues, trato de escuchar a los grupos más recientes, y de hacerlo sin prejuicios, con el ánimo dispuesto a disfrutar nada más de sus propuestas. Me gustan Muse, Modest Mouse y Radiohead y Tom Petty; me gustan los Strokes, los Kaiserchiefs y The Killers y los Super Furry Animals, y The Gossip, The Knife, Kings of Leon y hasta los metrosexuales de The Darkness. Igual escucho con enorme gusto a los Smashing Pumpkins (aunque Zeitgeist, su último disco me parece más de lo mismo, igual que In Rainbows, de Radiohead), a Audioslave, a Beck, a Velvet Revolver y a otros tantos que son como una vaso de agua de fresca en pleno calorón.
A lo que no le entro muy bien es al grunge y sus derivados. Será que tengo el oído muy duro para tanta disonancia, será que ya estoy dando el viejazo, pero me aburren Nirvana, Pearl Jam y compañía. Ustedes sabrán perdonar. Igual me aburren Bjork y todas esas señoras. Salvo Fionna Apple, que es mi consentida, no me conquista el genero de los gorgoritos.Últimamente he escuchado música ranchera gringa, lo que llaman el country o el Folk-country, a raíz de unas recopilaciones que encontré en la red. Hay rolas muy interesantes, desde las muy viejitas de Hank Williams padre, hasta lo que está haciendo Alison Krauss… para empezar, les recomiendo la banda sonora de la película O Brother, Where Art Thou? de los hermanos Cohen. Pueden encontrar el enlace de descarga en Taringa (http://www.taringa.net/), que lo tiene todo, pero TO-DO.

martes, 11 de marzo de 2008

Me pasé dos meses haciendo este dibujo...



Bueno, quizá no dos meses-dos meses, sino las tardes y los ratos libres de esos dos meses, a finales de 2006. El truco es muy sencillo: una docena de lápices de diferentes durezas, medio pliego de cartulina corsican, los cuatro discos remasterizados de Led Zeppelin y cantidades industriales de gran paciencia.
Se trata de mi amiga Nei en un ambiente muy pacheco... no sé qué pueda significar y tampoco me interesa... lo más gacho es que desde entonces no dibujo nada... ¿no les dije que soy neurótico y medio amargado?
Acá les dejo un enlace para que descarguen, si gustan, algunas fotografías de mayor resolución del mentado dibujo. Ojalá les parezca chido. Yo disfruté muchísimo haciéndolo.

http://rapidshare.com/files/98831972/Nei.rar.html

jueves, 6 de marzo de 2008

La neta qué flojera

Ponerse a actualizar el blog, siendo como es, uno entre los millones de blogs que lo acechan a uno por todo el ciberespacio. Mejor leer a César Vallejo, me digo. Mejor bajar a la sala a tocar la guitarra. Mejor... mejor lo actualizo... quien quita y en una de esas a alguien le hacen clic estas tonterías y entonces se siente un poco menos mal al darse cuenta de que no está solo en la inmensidad del ciberespacio...

Elvis está vivo...

La otra noche soñé con Elvis. Neta. No es choro. Elvis estaba en mi casa. Pero como suele suceder en los sueños, en ratos era mi casa, en ratos era la de mi mamá, y en ratos era la sala de mi grupo habitual. Pero no me queda duda que se trataba de Elvis. Ignoro que estábamos haciendo allí. Pero era una tarde gris y lluviosa. La luz del atardecer se colaba por las cortinas de la estancia, pálida y pachorruda. Elvis, sobra decirlo, estaba radiante.
No sé por qué soñé con Elvis, no es de mis favoritos ni su música me conmueve gran cosa. Sé que en 1957 Elvis inventó el rock and roll, y que ese único motivo es suficiente para prenderle una docena de veladoras, pero yo llegué demasiado tarde a las rolas de Elvis, porque nací en 1962 y para la edad en que empecé a enviciarme con la música, 1975, Elvis estaba más para allá que para acá, y grupos más malandros, como Led Zeppelin y los Pistols le estaban comiendo el mandado gacho.
Pero la otra noche conversé con Elvis y tocamos el tema. Elvis, todo sonrisas, se puso a explicarme que aunque yo no estuviese dispuesto a aceptarlo, su canciones formaban parte de la banda sonora de mi vida. Me pareció una declaración exagerada, pero no le discutí gran cosa porque cuando el Rey lo visita a uno, lo menos que puede uno hacer es mostrarse humilde. Entonces Elvis tomó mi guitarra y empezó a cantar Suspicious Minds, y supe de inmediato a qué se refería: no puedo decir cuándo la escuché por primera vez, pero sé en cambio que no he dejado de escucharla desde entonces.
-Neta, Elvis, le dije, qué chido arpegio.
Elvis se limitó a sonreir, consciente de que era El Rey, y de que estaba más allá de cualquier elogio que uno pudiera dirigirle.
-Te voy a decir cuál es el secreto, responió Elvis. El secreto es que no hay secretos. Mira...
Señaló entonce la luz que entraba a raudales por la ventana.
-El secreto es que no hay secretos, insistió. Se trata simplemente de vivir.
Entonces me dio tristeza el pobrecito Elvis, tan solo en la muerte, sin una guitarra, sin un periódico para enterarse de las noticias principales, sin un tocadiscos de compactos.
-Sé lo que estás pensando, dijo Elvis mirándome de frente. Pero nunca estaré muerto. Nunca estaré muerto. Se trata nada más de un sueño.
Eso me dijo, y de pronto se desvaneció. Me quedé solo en la estancia, al amparo de la luz inmaterial que entraba a raudales por la ventana.