lunes, 17 de marzo de 2008

De nuevo, un viejecito neurótico...

La neta, a veces ni caso le encuentro a estar escribiendo estas líneas. En mis ratos de pesimismo me da por pensar que estoy desfasado de la realidad, y que mis textos tiene más que ver con la antropología social que con el verdadero rock and roll. Voy y le pregunto a mi hija de 23 años qué le pareció mi Toque de Rock y me confiesa que está chido pero que no le entiende, es decir, son asuntos que ella desconoce.
Y tiene razón. Aunque sigan vivos, muchos de los músicos que reseño a veces ya están más para allá que para acá, y se trata de señores por lo menos cincuentones (si no es que más cascados) cuyos nombres fueron célebres hace treinta años. Pero también estoy seguro de que esos rucos dejaron puestas las bases de la música que se hace ahora, la que vale la pena y la basura, y que sin muchos de ellos el rock sería muy diferente a lo que es ahora.
Pienso en el verano del 76, cuando escuché a Aerosmith, a AC/DC, a los Sex Pistols, y caramba, hago la cuenta y me percato de que ya pasaron más de treinta años, y que en ese entonces yo era un adolescente desgarbado de apenas 14 años. ¿Cómo conciliar entonces esa enorme brecha generacional, esa disonancia entre lo que se escuchaba entonces y lo que se escucha ahora?
Por mi parte tengo qué decirles que para mí la música de rock no es cuestión de edades, sino de actitudes, y que me identifico con algunos de los grupos que andan sonando ahora en la escena roquera. Por supuesto, a estas alturas de mi vida difícilmente me dejaré crecer la greña, ni tengo intenciones de hacerme un corte estilo mohicano, pero cuando conecto mi guitarra al ampli con la distorsión a tope, me convenzo de que la edad, mi edad, no tiene nada qué ver con la emoción que me transmite la música. Y no es asunto tampoco de hacerse el joven. Eso me vale madre.
Así pues, trato de escuchar a los grupos más recientes, y de hacerlo sin prejuicios, con el ánimo dispuesto a disfrutar nada más de sus propuestas. Me gustan Muse, Modest Mouse y Radiohead y Tom Petty; me gustan los Strokes, los Kaiserchiefs y The Killers y los Super Furry Animals, y The Gossip, The Knife, Kings of Leon y hasta los metrosexuales de The Darkness. Igual escucho con enorme gusto a los Smashing Pumpkins (aunque Zeitgeist, su último disco me parece más de lo mismo, igual que In Rainbows, de Radiohead), a Audioslave, a Beck, a Velvet Revolver y a otros tantos que son como una vaso de agua de fresca en pleno calorón.
A lo que no le entro muy bien es al grunge y sus derivados. Será que tengo el oído muy duro para tanta disonancia, será que ya estoy dando el viejazo, pero me aburren Nirvana, Pearl Jam y compañía. Ustedes sabrán perdonar. Igual me aburren Bjork y todas esas señoras. Salvo Fionna Apple, que es mi consentida, no me conquista el genero de los gorgoritos.Últimamente he escuchado música ranchera gringa, lo que llaman el country o el Folk-country, a raíz de unas recopilaciones que encontré en la red. Hay rolas muy interesantes, desde las muy viejitas de Hank Williams padre, hasta lo que está haciendo Alison Krauss… para empezar, les recomiendo la banda sonora de la película O Brother, Where Art Thou? de los hermanos Cohen. Pueden encontrar el enlace de descarga en Taringa (http://www.taringa.net/), que lo tiene todo, pero TO-DO.

1 comentario:

  1. Ah qué viejito tan conservador. Bjork, en efecto es música para dormir a un bebé. sin embargo The sugarcubes, superan cabronamente a esos grupos modernos que mencionas (grupos sosos, para chavitos, la verdad). En fin, al menos no mencionaste a Tokio Hotel.

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