domingo, 11 de mayo de 2008

Hablando de agallas...

Estoy escuchando a Led Zeppelin y todavía me sorprenden. Me sorprende que cuatro fulanos, de hecho tres, porque Robert Plant nada más cantaba (¿nada más?), es decir, Jimmy Page, John Paul Jones y El Baterista, John Bonham, pudieran mantener ese nivel de intensidad, esa estruendosa avalancha de rock and roll.
Porque escucho ahora a esos grupos prefabricados y de estudio, como Slipknot, son nueve o diez encapuchados de overol que entre todos no logran hilar una sola frase musical decente. No tienen alma. No hay entrega. Y los Mars Volta: ocho tipos pavoneándose de lo grandiosos ejecutantes que son.
Dirán ustedes que soy un viejecito, pero en la música que escucho ahora falta algo, no sé, tripas, corazón, algo que lo haga a uno estremecerse, o creer en Dios. Ya les puse antes en mi blog un video de Alvin Lee con Ten Years After en el festival de la pachequez de Woodstock. Espero que lo hayan visto y escuchado. Como dice Pablo, abundan guitarristas mucho mejores, más rápidos y con técnica depurada, pero ninguno lo iguala en cuanto a entrega y corazón. Escuchen nomás a Satriani, por ejemplo, a Paul Gilbert, cuánta pirotecnia, cuánta velocidad, cuánta filigrana… pero ya que los escuchaste una vez los escuchaste para siempre… y quizá mantenga yo fuera de esa lista al alucinante Steve Vai, porque no sólo es un superdotado sino que además arriesga todo el tiempo y no le tiene miedo al fracaso. Porque una sola rola del Alien Love Secrets hace frente a todos los discos del aburrido y previsible Yngwie Malmsteen.
Hacen falta rolas pegadoras, que nos acerquen a la belleza, que estén a punto de decir algo sin decirlo del todo, que arrojen un poco de luz en el mar helado que llevamos dentro. Canciones que nos pongan al filo de la navaja, que nos hagan conocer a Dios, que hablen de cosas imposibles y bellas. Creo que Radiohead tuvo esa oportunidad y la desperdició plagiándose a sí mismo. Los trasheros de Metallica se quedaron en el Álbum Negro… los Smashing dieron el viejazo… En general los grupetes de ahora dependen cada vez más de los efectos de estudio, de las técnicas de grabación, de ensamblar pedacera de canciones. Pero no tienen actitud.
Actitud la del Deep Purple, por ejemplo. Miren ustedes, eran cinco tipos con instrumentos y amplis rupestres, pero ese baterista, Ian Paice, se multiplicaba por cuatro a la hora de soltar tamborazos, y cuando miras sus videos no das crédito que con ese pedazo de batería, tan elemental que hasta un grupo chunchaquero de los ahora tiraría a la basura de inmediato, pudiera manifestar ese poderío, porque de no ser por Bonham, Ian paice sería El Baterista (incluso por encima de Keith Moon, de The Who). Y ni hablar de Richie Blackmore: una Stratocaster, tres o cuatro pedales de efectos y garra, agallas, actitud y corazón. Por eso son grandes, chingao...

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