sábado, 13 de septiembre de 2008

Un día a la vez...

... estábamos ahí afuera del hospital desde las 5 de la mañana, esperando que le hicieran su ultrasonido a Pablo, que había ingresado horas antes. Estábamos ahí afuera de la sala de urgencias del Canseco en Tampico, esperando que amaneciera. Hacía calor a esa hora. Como a las nueve de la mañana le hicieron el estudio. A las once la cirujana valoró los resultados y determinó que sería necesario operarlo de la vesícula.

Luego iniciamos una serie surrealista de trámites para llevarlo al hospital regional del IMSS, que está a unas cuantas calles del Canseco, y en eso se nos fue la mayor parte del día. Como a las seis de la tarde seguíamos ahí afuera. Yo me sentía agotado por la espera y la incertidumbre. En eso estaba cuando llegó un grupo de personas a predicar la Palabra. No sé de qué confesión serían, para el caso es lo de menos. El caso es que repartieron folletos y platicaron con algunas de los familiares de los enfermos. Luego, se pusieron a cantar. Y cantaron Un día a la vez. Y ya con eso. No necesité más.

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