martes, 31 de agosto de 2010

Recuerde el alma dormida...

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.


Pensaba comunicarles mi pasmo ante la vida, la muerte y la fugacidad del tiempo. Mejor les dedico estos versos de Jorge Manrique, los de apertura de las Coplas por la Muerte de su Padre...

Sirvan también para decirles que estoy de regreso, y que ya estaré actualizando mi bitácora con estas y otras tonterías.

Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. Cuánta verdad...