domingo, 12 de abril de 2009

Nada más por decir...

Que me gustan las galletas de animalitos, el agua de papaya, los panes con cajeta. Me gusta el café recién hecho, los bocoles de harina y natas, el pan de Chicontepec. Me gustan las ciruelas rojas, los nísperos y los mangos. Me gustan las tardes de frío en el bulevar, el canto de los tordos por la mañana, el vuelo raudo de las gaviotas sobre la superficie del agua. Me gustan los circos de barriada, los malabaristas de crucero, los trapecistas, los perritos adiestrados. Me gustan los besos de esquinita, las nieves de nuez con cajeta, las películas de Kubrik y las del Santo. Me gustan los cacahuates para pelar y las naranjas con chile.
Me gusta el olor de los libros, la quietud de las tardes de domingo, la luz del atardecer, la música a todo volumen. Me gusta el aroma de las gardenias, de las piñas (aunque no pueda comerlas), de los mangos que huelen a copal. Me gustan los morrales de artesanías, los pantalones de mezclilla, los zapatos viejos, las playeras sin estampado, los calzoncillos tipo bóxer. Me gusta el roce del agua cuando me baño, me gusta traer las manos limpias, me gusta andar descalzo (aunque casi nunca lo hago), me gustan las catarinitas y los dulces caseros, me gustan los perros, las gallinas y los gatos, me gustan los camarones, el pescado frito, las aguas de coco y de horchata de arroz.
Me gusta el olor de la ropa limpia, los juegos de computadora. Me gusta vagabundear por la red, escribir en un cuaderno viejito, escaparme a tomar café los lunes en El Safari. Me gusta fumar, me gusta la coca cola, me gusta estar a solas.
Megusta escuchar núsica con audífonos, me gusta charla con mis hijos (aunque cada vez charlamos menos), me gusta subir material y compartirlo, me gustan los puros de Córdoba, el café de La Parroquia, los tacos del Moreno, acá en mi pueblo. Me gusta perder el tiempo con los amigos, decir tonterías y chismes. Me gustan el mar y la playa y las palapitas y las escolleras, me gusta el río, me gusta mirar a los barcos anclados en la dársena. Me gusta el silbato de los trenes, aunque signifiquen para mí tanta nostalgia...

Cómo se pasa la vida...

Vengo a mi bitácora y noto con sorpresa que la última entrada es de 26 de enero, hace unos dos meses y medio. Me pregunto qué hice en todo ese tiempo, por qué no vine a dejar algo para ustedes, anónimos y tímidos lectores...
Parte de la excusa consiste en ahcerles saber que estuve fuera de la casa durante cuatro semanas de esos dos meses y medio, y que en ir, volver y hscerme tonto se me fue el tiempo. Además, estoy envejeciendo, y la fuerza no es la misma de antes.
Les comento que para esos viajes decidí llenar mi iPod de cuanta música fuera posible, tomando de acá y de allá, hurgando en los rincones de mi biblioteca digital en busca de música para paliar la soledad de los viajes y las salas de espera. Ahora que reviso las listas de reproducción me sorprende lo variado del negocio, lo ecléctico, por así decirlo, y lo incompleto.
Incluí los tres discos del Bob Dylan Esencial, porque son esenciales. También los dos en vivo del Deep Purple (Made in Europe y Made in Japan), así como el extraordinario Machine Head. Hay dos de Kings of Leon, por supuesto, y uno de los Flaming Lips, Yoshimi Battles The Pink Robots. Supremo. Puse dos discos de Carlos Arellano, Canciones Domésticas y El Baile de las Cosas, aunque también subí, cómo no, las cajas remasterizadas de Led Zeppelin.
Puse la banda sonora de O Brother Where Are Thou, esa enorme película de los hermanos Coen, y para seguir en la lìnea ranchera escogí también el Timeless Hank Williams, un homenaje al Flaco Hank, en el que incluso canta Keith Richards. Por nostalgia y no por otra cosa, escogí algunas rolas de Van Halen y su álbum doble en vivo, Right Here, Right Now. Para contrastar tanta guitarra también traigo algunos discos de Rockdrigo González y Suicida, el disco de Vago, donde Charlie Montana canta tu mamá no me quiereeee, dice que soy un vago...
Traigo los American Recordings de Johnny Cash, y los dos de los Highwayman. De lujo. Hay material de Andrés Calamaro, Bob Marley, de los Eagles, y, last but not least, de los Beatles. Ajá. Me acompañan los dos cedés de Revolving, y uno de mis favoritos de todos los tiempos It's Not too Bad, que le contiene lo que es el desarrollo de esa rola enorme, Strawberry Fields Forever. Completan el cuadro varios cedés de Neil Young, la antología de Paul Simon, The Bends y OK Computer, de Radiohead, así como un The Best de Judas Priest. Ah, y un par de discos de Leño, un grupo español ochentero.
Nunca nadie puede estar solo cuando tiene disponible toda esa compañía.